SUJETO
Miche Foucault puede ser considerado como uno de los pensadores más interesantes y más ricos de la segunda mitad del siglo en el campo de las ciencias sociales. Desarrolla una teoría sin sujeto, sin fines específicos. Pero al mismo tiempo, es un incentivo a la polémica sobre cuestiones decisivas -como la constitución de la subjetividad desde una perspectiva histórico-social en el marco de una propuesta de reconstrucción del pensamiento crítico.
Plantea que, para poder identificar las relaciones de poder y de dominación, no se debe prestar atención al accionar de un sujeto particular, sino que se debe atender a las ideas, en el sentido de que son éstas las que en el ámbito del discurso articulan y permiten las relaciones de poder.
Estudia al poder como estrategia, en vez de atributo del Sujeto. Porque para Foucault las estrategias no dependen de un sujeto en particular; se podría decir que para él las estrategias de poder dependen de todas las fuerzas a la vez.
Al no identificar un sujeto productor y reproductor de la vida social, identifica a las múltiples y posibles configuraciones estratégicas resultantes de las acciones e intervenciones y sus posibles efectos como el producto de un balance inestable de fuerzas que proyectan direccionalidad y sentido.
Esta convicción Foucoultina de que no existe un sujeto universal, sino que éste se encuentra siempre en proceso de construcción, como multiplicidad de fragmentos que ejercen su identidad móvil, según contextos, espacios de relación y condiciones casuales. Le permiten entender por subjetividad al “…modo por el cual, el sujeto hace la experiencia de sí mismo, en un juego de verdad, en el cual tiene una relación consigo mismo.” (Ibarra; 2001; 324)
Esto también se puede comprender porque en su planteo explicita que no se debe preguntar a los sujetos cómo, porqué y para qué derechos aceptan ser sometidos, sino que se debe indicar cómo se fabrican esas relaciones de sometimientos concretas.
PODER
Al mismo tiempo Miche Foucault, fue un estudioso de los mecanismos de poder y de la insurrección de los saberes, no contra los métodos y contenidos de las ciencias, sino contra las consecuencias del discurso científico y de su funcionamiento dentro del sistema educativo, político y de la sociedad en general.
Analiza el poder entendiendo que éste, esta diseminado por todas partes y en todas las relaciones e instituciones sociales. Para él a diferencia del análisis marxista el poder no se limita sólo a lo económico. Sino que existe y tiene presencia cuando se pone en acción, cuando está actuando, cuando está siendo ejercido. Y tampoco puede ser localizado en una institución o en el Estado; por lo que la "toma de poder" o la abolición del Estado planteada por el marxismo no sería posible en el planteo de Focuault.
Cuando se analiza el poder en la sociedad, lo importante es determinar cuales son sus mecanismos, sus implicaciones, sus relaciones, los distintos dispositivos de poder que se utilizan en la sociedad.
Lo interesante del planteo de este autor es que para él el poder no sólo pone límites y restringe, sino que capacita y le otorga tranquilidad al sujeto para poder actuar y poder moverse en sociedad. Es decir, que el poder no sólo limita sino que también capacita. Por ello, nos dice: “Lo que hace que el poder agarre, que se le acepte, es simplemente que no pesa solamente como una fuerza que dice no, sino que de hecho la atraviesa, produce cosas, induce placer, forma saber, produce discursos; es preciso considerarlo como una red productiva que atraviesa todo el cuerpo social más que como una instancia negativa que tiene como función reprimir.” (Foucault en Ibarra, 2001; 331)
Para entender el concepto de poder en Foucault no debemos buscar responsables, ni tampoco interesarnos por las decisiones de los poderosos como actos consientes que buscan incrementar su poder; sino que él considera que para estudiar el poder, hay que buscar en sus consecuencias, en los efectos que produce y no en agentes específicos que busquen ejercerlo. Explicita este planteo cuando dice que: “…éste no es justamente una sustancia, un fluido, algo que mana de esto o de aquello, sino un conjunto de mecanismos y procedimientos cuyos papel o función y tema, aun cuando no lo logren, consisten precisamente en asegurar el poder” (Foucault, 1978; 2). Esta forma de entender el poder y su ejercicio tiene que ver con lo que planteábamos en páginas anteriores en lo referente a la ausencia de un sujeto universal, y a su crítica al planteo marxista como forma de comprender la historia y la lucha de clases.
Por ello, el poder no existe como tal, porque “…no se funda a sí mismo y no se da a partir de sí mismo” (Foucault; 1978; 2) sino que se presenta en acto, en su ejercicio, en acciones y atraviesa al conjunto del cuerpo social, y da cuenta de su inmanencia, de sus múltiples singularidades y de sus propiedades disimétricas, diseminado de forma desigual en la sociedad; en donde aparece el poder como tejido social que conforma los pedestales móviles de las relaciones de fuerza que indicen y generan estados, por la desigualdad con que está repartido, pero siempre a nivel local e inestable, es decir con posibilidad de cambio o de transformación.
Y al estar diseminado en todas partes, al tratarse de situaciones locales en donde se da el poder y al ser algo que se encuentra en el tejido social, es que Foucault, plantea la imposibilidad de hacer una teoría general del poder y de un estudio que tenga fin.
Es por ello que plantea la omnipresencia del poder porque se está produciendo todo el tiempo a cada instante y en cada lugar: “El poder está en todas partes; no es que lo englobe todo, sino que viene de todas partes.” (Foucault en Ibarra, 2001, 333)
Quizás muchas veces puede parecer que para Foucault es más fácil definir que no es el poder, que explicitar y definir o describir las cualidades y atributos de éste. Pero nos dice que “…no es una institución, y no es una estructura, no es cierta potencia de la que algunos estarían dotados: es el nombre que se presta a una situación estratégica compleja en una sociedad dada.” (Foucault; La voluntad de saber; 2008)
Pero sí, nos deja claro que el poder se ejerce; se da en la práctica y en las relaciones móviles y desiguales. Estas relaciones de poder son inmanentes de los procesos económicos, de conocimiento, de las relaciones sexuales, etc. porque se constituyen por las consecuencias de éstas y por las desigualdades y desequilibrios que se producen; como así también son la raíz de tales particiones desiguales. Por eso muchas veces Foucault puede ser criticado por su relativismo extremo, en un planteo que se vuelve sobre sí mismo; siendo, las relaciones de poder la consecuencia o efectos de las mismas condiciones que lo generan.
Propone estudiar el poder desde la óptica de los operadores de dominación.
Él es un historiador de las ideas, la cual se dirige a todo ese juego de representaciones que suceden entre los hombres, es el análisis de las opiniones más que el del saber, de los errores, más que de los aciertos, no de las formas de pensamiento sino de los tipos de mentalidad. Porque la historia es para Foucault el discurso del poder, el discurso de las obligaciones a través de las cuales el poder somete; es el discurso por medio del cual el poder fascina, atrapa, contiene, pero a la vez aterroriza e inmoviliza y al atar e inmovilizar el poder garantiza “el orden.
Por otro lado, en lo referente a la resistencia y desobediencia que generan las propias relaciones de poder nos dice que “Los puntos de resistencia están presentes en todas partes dentro de la red de poder (…) constituyen el otro término en las relaciones de poder; en ellas se inscriben como el irreducible elemento enfrentador.” (Foucualt, 2008)
UTILIDADES METODOLOGICA
Michel Foucault nos plantea la utilización de la teoría como una caja de herramientas, como unos anteojos que nos permiten ver e identificar algunos aspectos de la realidad, dispuesta a ser utilizada por quien la requiera, como instrumento al alcance de la mano para comprender el presente y transformarlo desde los pliegues de su cotidianidad local: “Una teoría es exactamente como una caja de herramientas. No tiene nada que ver con el significante. Debe ser útil. Tiene que funcionar. Y no por sí mismo.” (Foucault; Intelectuales y Poder; 1972)
Las relaciones entre la teoría y la práctica son parciales y fragmentarias porque por un lado, una teoría es siempre local y se sitúa en un campo limitado, es decir, en un contexto especifico; pero se aplica en otra esfera, en otros fenómenos, tratando de dar cuenta de otras prácticas más o menos lejanas a las que dieron origen. Por eso, para Foucault, la relación entre teoría y práctica nunca es de semejanza e identidad, sino que en el momento en que una teoría empieza a encontrar obstáculos y dificultades para explicar la realidad, se hace necesario su relevo o su cambio por otra teoría que se adecue más a ese objeto de estudio. Nos dice: “La práctica es un conjunto de enlaces de un punto teórico a otro, y la teoría es un relé de una práctica a otra. Ninguna teoría puede desarrollarse sin encontrar finalmente una pared, y la práctica es necesaria para perforar la pared.” (Foucault; Intelectuales y Poder; 1972)
Por otro lado es importante el planteo de Foucault, porque evidencia claramente las relaciones de poder y de dominación también presentes en el intelectual, dado que analiza el rol de éste quien al estar inserto en la sociedad, está atravesado por ésta y por las relaciones de poder y dominación. Entonces donde el intelectual pretende dejar hablar a las masas, se le presentan limitaciones y contradicciones, porque existe un sistema de poder que bloquea, prohíbe e invalida la voz de los oprimidos; en dónde sale el intelectual a hablar en nombre de ellos bajo la idea de responsabilidad de conciencia y en donde lo que sucede es que su discurso forma parte del sistema, producto de que el poder no necesariamente se manifiesta de forma explícita como censura; sino, que opera penetrando de forma profunda y sutil en la red de la sociedad entera.
En este sentido el hecho de teorizar no es expresar y describir la práctica, sino que es, la práctica misma; porque es la producción o reproducción de las relaciones de poder. Pero son manifestaciones de poder a nivel regional y local; es decir, es teoría en un contexto específico, que sirve para mostrar una situación particular.
La lucha y la confrontación con el poder se da en este espacio en donde lo que se esta disputando es el poder de revelar, de mostrar y de recortar fragmentos de la realidad, con un criterio de selección y clasificación que responden a determinados espacios de interés o a determinadas relaciones de dominación.
Pone en jaque el lugar cómodo en el que se encuentra el intelectual como observador externo y “objetivo” de la realidad, analizando y explicando fenómenos sociales, relaciones de poder y de dominación y disputas sociales como si él estuviese ajeno y descontextualizado de esta red social, que permea a todo sujeto social. Por eso tal vez, Foucault es uno de los filósofos que incomoda, pero que ha revolucionado y transformado las ciencias y la filosofía del siglo XX planteando que el trabajo intelectual “…es una actividad llevada a cabo junto a los que luchan por el poder, y no su iluminación desde una distancia segura. { y que } una "teoría" es el sistema regional de esta lucha.” (Foucault; Intelectuales y Poder; 1972)
Al aclarar la situación del conocimiento y del saber, como espacios constituidos por lógicas de poder y de dominación, afirmar que éstas relaciones instituyen los dominios del conocimiento en contextos específicos. Por ello en el análisis de un fenómeno de la realidad se debe trabajar con fragmentos históricos de las prácticas específicas, lo que implica un recorte, una delimitación y un análisis de esa delimitación, a partir de los cuales los individuos se constituyen como sujetos, sus prácticas constituyen instituciones y se retroalimenta. “Todo esfuerzo reflexivo debe mostrar la operación de la sociedad y sus problemas de organización, a partir de las luchas que producen estrategias, programas y metas desde los cuales ellas mismas se producen, generando así ciclos de formación/organización/transformación.” (Ibarra; 330)
Foucault, sueña con un intelectual específico que confronte y resista, destruyendo evidencias y universalismos, desde los desordenados registros de la historia del presente y sus singularidades; que lo obligue a pensar y repensar el conocimiento como experiencia o como actos, con una historia particular, con un contexto específico y prestándole mayor atención a la voz de sus protagonistas, a lo que éstos tienen para decir; ya que considera como indigno el hablar por los demás. Y en donde lo que verdaderamente cuenta es la experiencia, su utilidad práctica.
Así mismo el planteo de Foucault es importante porque no sólo otorga preeminencia al actor de los fenómenos sociales, como el más importante conocimiento en el saber; sino también que indaga en la historia y en la trayectoria de los acontecimientos. No importa preguntarle a los sujetos el cómo, el porqué o el para qué son sometidos a determinadas pautas de dominación, sino que lo importante es indagar en cómo se llegó a esa formación de relaciones de poder y de dominación; cuál fue la trayectoria de estas relaciones.
Así mismo esta reconstrucción de las trayectorias y de las formas de vida, nos da la pauta de que no todo esta predeterminado de forma lineal, ni mucho menos que existen leyes o predeterminación a determinados estadios de la sociedad, sino que entra en juego el azar, la posibilidad de cambio y de transformación del futuro.
Precisamente esta posibilidad de cambio y de transformación, es posible, porque las relaciones de poder presentan múltiples puntos de resistencia y de oposición, que pueden hacer que permanezcan y continúen las condiciones de dominación, que se generen cambios transitorios, o que se transformen las condiciones de poder, desplazando unidades y suscitando reagrupamientos, permitiendo o habilitando a una posibilidad de transformación y cambio de la situación. Y esto es así, porque desde la perspectiva de Foucualt posibilidad de combatir y resistir.
“Pero también existen situaciones límites, en donde los estados de dominación, corresponden a relaciones de poder en las cuales el margen de libertad se ha reducido hasta el extremo de hacer casi imposible un cambio de situación. Se trata de estados en los que se bloquean las relaciones y se fijan las conductas, mostrando una profunda disimetría entre las fuerzas implicadas. En estos casos no se actúa; se obedece y se espera el surgimiento de puntos de resistencia que conduzcan a procesos de liberación, como condición histórica o política que posibilite el inicio del ejercicio de ciertas prácticas de libertad.” (Ibarra; 2001; 335)