Introducción:
El presente trabajo forma parte de un proyecto de investigación que pretende analizar las estrategias de reproducción social de los trabajadores feriantes de Córdoba Capital, para profundizar en el capital social y la producción y reproducción que éste implica en sus prácticas sociales.
Para tal fin se toma como recorte sociológico a la feria, entendiendo por ésta a “…todo espacio público o semipúblico donde se establecen un conjunto de puestos o stands con el fin de desarrollar actividades comerciales”. (Busso, M). El cual constituye el lugar de trabajo de distintos agentes y familias, que venden en gran parte frutas y verduras; funcionando rotativamente en distintos lugares preestablecidos de la ciudad de Córdoba Capital. En ellas, los vendedores, ya sean productores o revendedores de frutas y verduras que consiguen en el Mercado Central, arman sus puestos en barrios preestablecidos según el día de la semana que corresponda.
Trabajo informal
Una de las primeras problemáticas que se nos presenta para abordar el tema de las ferias en la Ciudad de Córdoba, es la definición de trabajo informal-formal y de Sectores Informales Urbanos (SIU). Mariana Busso, licenciada en sociología de la ciudad de Buenos Aires, que se ha abocado a abordar el tema de las ferias en la ciudad de La Plata, afirma que los lugares de trabajo de los feriantes, “…se caracterizan por desarrollarse en espacios públicos, por congregar actividades comerciales de bajo capital, por la facilidad de acceso y egreso de las ocupaciones que allí se desempeñan, por la centralidad que adquiere la fuerza de trabajo (en desmedro de maquinarias o tecnología), y por desarrollarse en puestos fijos o semi-fijos. (Busso, 2007).
Esto hace referencia a algunas de las características que definió la Organización Internacional del trabajo, para considerar como Trabajo Informal a alguna de estas variantes. “Debemos por tanto enfatizar que las actividades informales no están confinadas al empleo en la periferia de las ciudades, a ocupaciones particulares o aun a actividades económicas. Mas bien, las actividades informales son las formas de hacer cosas, caracterizada por: a) facilidad de entrada; b) apoyo en los recursos locales; c)propiedad familiar de las empresas; d) escala de operación pequeña; e) tecnología adaptada e intensiva en fuerza de trabajo; f) destrezas adquiridas fuera del sistema educativo formal y g) mercados no regulados y competitivos. El sector formal se define a partir de las características opuestas a las que perfilan al informal.” (Salas Carlos; 131)
Sin embargo, estas caracterizaciones tienen poco sustento teórico y pecan de estar plagadas de mitos y de lugares comunes. Como así también, el hablar de actividades no registradas o llevadas a cabo al margen de la ley es solo una descripción y no una explicación de las causas que subyacen su surgimiento o proliferación.
Lo cual es muy negativo ya que no se puede avanzar en la búsqueda de elementos explicativos y comprensivos que permitan dar cuenta de las causas del trabajo informal, de los lazos estructurales que ligan a los trabajadores formales e informales en una determinada sociedad y cómo éstos últimos estructuran un conjunto de prácticas que les permiten reproducirse socialmente en tales condiciones laborales.
La definición de Sector Informal Urbano, tiene carácter descriptivo, porque en la realidad no existe ningún cuerpo teórico de análisis social que lo justifique. Además, siendo tantos los atributos que se pueden emplear para ubicar a un individuo o establecimiento como parte del SIU, es que resulta prácticamente imposible que una unidad de producción o de distribución satisfaga todos los criterios. (Salas, C; 144)
En América Latina, según afirma De la Garza, “…hay decadencia del empleo industrial en aras de los servicios precarios”. (De la Garza; 2005; 16). Ya que tampoco, la gente que no encuentra empleo en el sector formal permanece en la inactividad. Sino que se dedica a trabajos a tiempo parcial, por horas, por temporada; los de los migrantes, los informales, los no estructurados, los precarios. “No es la sociedad del no trabajo, sino la de la polarización entre las ocupaciones modernas bien remuneradas con altas y nuevas calificaciones, y las precarias, inseguras, y mayoritarias en el mundo. (De la Garza; 2005; 14)
Estas nuevas realidades que en el caso de Argentina (como en otros países latinoamericanos) las políticas neoliberales implementadas a partir de los años ´80 y profundizadas en el transcurso de la última década del siglo XX fueron artífices de una nueva fisonomía social, dónde el trabajo precario y las condiciones laborales de los trabajadores, modificaron sustancialmente la estructura del mercado laboral.
Por eso De la Garza, sostiene que “…la emergencia primero de los servicios modernos y precarios, y luego de muchas otras actividades precarias, asalariadas o no, abre una brecha en las teorizaciones y conceptos clásicos sobre el trabajo. Por un lado, la necesidad de incorporar a los servicios al análisis de las ocupaciones y los procesos productivos introduce especificidades que hacen dudar de algunas de las características clásicas del trabajo como algo universal.” (De la Garza; 2005;11) y al mismo tiempo la importancia que empiezan a adquirir los trabajos no industriales y los servicios, obligan a ampliar el concepto de trabajo “…implican un objeto de trabajo, que puede ser material o inmaterial, en particular la revalorización de objetos simbólicos de trabajo; una actividad laboral que no sólo implica lo físico y lo intelectual, sino más analíticamente las caras objetiva y subjetiva de dicha actividad.” (De la Garza; 2005; 13). Pasando a un concepto ampliado de trabajo y acompañándolo de la idea de u sujeto laboral ampliado.
Feriantes:
Como bien dijimos al comienzo de este informe, lo que se pretende abordar en la investigación, son las estrategias de reproducción social que los trabajadores feriantes de la ciudad de Córdoba capital producen y reproducen en su cotidianeidad para poder vivir y sobrevivir. Tal propuesta nos obliga a plantearnos la necesidad de ir a la voz de los propios actores, de sus relatos, de sus trayectorias de vidas y de sus expectativas, indagando en su cotidianeidad y otorgándole voz a los principales protagonistas de las ferias ambulantes de frutas y verduras.
La intensión es brindar elementos que nos permitan comprender el significado y la importancia que tiene el capital social en sus vidas, como éste comienza a ser un capital que se pone en juego y que es fuertemente valorado por quienes concurren a la feria; tanto feriantes como consumidores o clientes.
Según Bourdieu, se podría decir que el mundo del trabajo, de los servicios que brindan los feriantes y cómo éstos actores sociales producen y reproducen sus trayectorias familiares y laborales a través de las prácticas sociales; representan una doble dimensión: un “sentido objetivo” y un “sentido vivido” que deben ser entendidos dialécticamente para explicar y comprender las acciones sociales.
Como así también, el hecho de que gran parte de los trabajadores feriantes, tengan relaciones de parentesco entre ellos, obliga a considerar a las familias como unidades sociales, dónde el autoempleo, el trabajo de todos los miembros e integrantes de la familia, los espacios reproductivos con creación de valor y los de reproducción genérica de la fuerza de trabajo; como alimentarse, dormir, el ocio o tiempo libre, el cuidado de los niños y el trabajo se superponen. Lo que obliga a considerar variables extra laborales y trayectorias familiares de feriantes que desde sus primeros años de vida conocen y han hecho cuerpo las lógicas de funcionamiento de éste espacio.
Este servicio, implica un objeto de trabajo que puede ser material o inmaterial y en particular genera una revalorización de objetos simbólicos de trabajo; una actividad laboral que no sólo implica lo físico y lo intelectual, sino más analíticamente las caras objetiva y subjetiva de dicha actividad. Esta actividad es finalista, dado que supone que el producto existe, como decía Marx, dos veces: una en la subjetividad y otra objetivada, aunque las objetivaciones pueden serlo también de los significados. (De la Garza; 2005; 13)
La conexión entre medios y fines en el trabajo pone en juego a todos los campos de la subjetividad porque trabajar es relación con objetos que pueden provenir de la naturaleza, pero específicamente es interacción social de manera inmediata o mediata, con sus componentes físicos y subjetivos. La especificidad de cada trabajo no proviene de las características del objeto, ni de las actividades mismas, ni del tipo de producto, sino de la articulación de este proceso de producir con determinadas relaciones sociales amplias, con relaciones de poder, de interés, de influencia, culturales. (De la Garza; 2005; 13)
Las identidades y acciones colectivas pueden tener relación intensa o débil con la vida del trabajo en lo referente a la influencia de los entornos relacionales, sean de grupos asociativos e institucionales en forma de redes de pertenencia o referencia como capital social acumulado.
Las redes asociativas y personales constituyen las trayectorias de los agentes feriantes, lo que implica considerar el capital social como componente decisivo sobre la realidad ocupacional de las poblaciones seleccionadas.
Metodología:
Parece volverse cada vez más consciente que las aproximaciones tradicionales como se abordaban los grandes temas industriales, del trabajo y del mundo obrero, son insuficientes para generar las respuestas necesarias que permitan dar cuenta de la realidad compleja que se fue configurando en las últimas décadas en los países latinoamericanos, debido a que la realidad superaba y desbordaba toda explicación teórica. Se hace necesario reformular y desarrollar nuevos conceptos teóricos que permitan comprender la realidad laboral de miles y miles de personas, con conceptos teóricos más amplios y abarcativos que excedan el ámbito laboral, ya que la realidad de estos trabajadores feriantes, excede las horas y la jornada laboral y se superpone con su vida diaria.
Para poder interpretar la situación actual o potencial de los trabajadores feriantes, es imperioso indagar en su universo de las condiciones de lo posible y de lo pensable, que les permite a ellos organizar sus prácticas de la vida cotidiana con visiones a futuro. Por ello recurriremos a una metodología cualitativa, que permite otorgarles voz a los principales protagonistas de la acción y de lo social, lo que presupone la necesidad de comprender el sentido de la acción social en el contexto del mundo de la vida y desde la perspectiva de los propios actores.
Esto se es posible, porque los individuos tienen un conocimiento práctico de sus relaciones, con su particular manera de percibir, de evaluar, de sentir, de vivir las condiciones de existencia y de invertir y configurar ese conocimiento práctico, en sus actividades cotidianas.
Con estas pretensiones es que coincidimos con el planteo que realiza Hugo Zemelman de que la ciencia y el conocimiento como explicación de la realidad se funda en situaciones reales, no solo teóricas y abstractas, sino que es necesario comprender e indagar la raíz histórica y agregaríamos la voz de los propios protagonistas, ya que ninguna idea y percepción del mundo puede entenderse sin comprender qué representa o porque se configura la realidad específica de esa manera y no de otras.
Hipótesis
Se parte de la hipótesis de que los trabajadores feriantes disponen de una trayectoria familiar y laboral en el rubro de la venta de frutas y verduras que les ha permitido ir produciendo y reproduciendo un importante capital social y redes sociales del cual disponen y que les permite desarrollar sus actividades cotidianas.
Sustentado en la hipótesis de Granovetter (García Macías, Alejandro; 2011; proyecto de tesis doctoral) que (a) la persecución de objetivos económicos va siempre acompañada de la persecución de otros objetivos de naturaleza no económica; (b) la acción económica esta socialmente impregnada y no puede ser explicada sólo a través de los móviles industriales (pues) depende de relaciones personales que los individuos entretejen en muchos espacios; (c) las instituciones económicas no están automáticamente determinadas por circunstancias externas sino que son socialmente construidas (o parte de mecanismos que operan socialmente)…” Nos resulta necesaria la inclusión de la dimensión social y el análisis del capital social, en todo el proceso de la feria; de sus trabajadores y de los consumidores y clientes que a ésta concurren.
Redes sociales y consumidor
Esto nos lleva a indagar en las estrategias de reproducción social que se desarrolla en el ámbito de la feria, ya que en el tiempo en el que se dan, una de las actividades centrales de sus participantes consiste en la producción y reproducción de las redes sociales. Éstas se dan por la participación que los agentes tienen en las redes de intercambio de bienes y servicios que se presentan como recursos alternativos decisivos, para los trabajadores, frente a la inseguridad económica y la precariedad de los otros recursos y/o capitales (cultural y económico principalmente).
Es así, como el capital social de los agentes y de los puestos feriantes juega un rol preponderante como recurso utilizable, que les permite crear y poner en marcha distinto tipos de prácticas y situaciones que facilitan hacer frente a sus necesidades cotidianas y en su reproducción social.
Éste está ligado a un círculo de relaciones estables que son el producto de estrategias de inversión social, consciente o inconscientemente orientadas hacia la institución o reproducción de relaciones sociales directamente utilizables a corto o a largo plazo, pudiéndolas movilizar en un determinado momento, que le puede proporcionar un mayor rendimiento del resto del patrimonio. “se fundamenta pues en lazos permanentes y útiles, que se sostienen en intercambios, a la vez, materiales y simbólicos.”(Gutiérrez, 2003; 40)
Si bien Alicia Gutierrez en su estudio sobre las estrategias de reproducción social en un barrio pobre de la ciudad de Córdoba, sostiene que “Las redes deben ser analizadas como cuerpo y como campo; como cuerpo en la medida que el mantenimiento unido de la red puede asegurar el desarrollo de cierto tipo de estrategias entre las unidades domésticas que participan en ella; como campo, en la medida en que allí se ponen en juego distintos tipos de capitales sociales, distribuidos desigualmente entre las unidades domésticas que participan en esas redes, y que plantea la cuestión del intercambio desigual y de las relaciones de dominación- dependencia en su seno”. (Gutierrez; 2003; 41) Sostengo que este mismo tipo de análisis se puede desarrollar al interior de las ferias y de los puestos feriantes, ya que “La yuxtaposición de experiencias y percepciones se conjugan en el espacio-feria, donde la necesidad de un empleo, la opción por un estilo de vida, o el mantenimiento de una tradición familiar, conviven en el mismo ámbito laboral.” (Busso, 2007) y eso genera en los agentes el desarrollo de estrategias y prácticas de reproducción social, participando en redes de intercambio y cooperación reciproca entre los concurrentes al espacio. Mientras que pueden ser analizado cada puesto feriante como cuerpo, en el sentido en el que muchas veces muchos de éstos están conformado por vínculos familiares y/o de amistad y como campo a toda la feria en general, ya que esta está determinada y condicionada por el espacio y por la desigual distribución de los capitales que a su interior se dan; teniendo en cuenta que el espacio y la ubicación juegan un rol preponderante.
Y es aquí donde entra a jugar un rol central en la distribución del capital social, el consumidor; como un actor relevante, ya que como sostiene De la Garza, la importancia del tercer actor en el proceso productivo (no solo trabajador y propietario de los medios de producción, sino que también el consumidor)
“…significa una reformulación de quiénes son los actores en el proceso productivo. Si el servicio es capitalista, seguirán presentes trabajadores asalariados y empresarios, con los respectivos mandos medios, pero entrará de manera directa en el proceso de producción un tercer actor que no se presenta como asalariado ni como patrón: el consumidor, el usuario, etc.(…) Dado que estos servicios no se pueden almacenar, tienen finalmente que consumirse en un momento de la producción. De tal modo que la manera de consumir es al mismo tiempo forma de producción, y especialmente, complica el problema de las relaciones sociales y de poder dentro del proceso de producción. (De la Garza; 2005;11) por lo que los trabajadores feriantes a medida que ésta transcurre y cerca de las 15:00 hs. van ofreciendo sus productos cada vez más baratos y tratando de seducir al cliente desde el precio y sino también en una fuerte apuesta para que los clientes los recuerden, identifiquen y acerquen a ellos, más por el trato que tienen y la cortesía, que por los productos en sí ofrecidos (ya que los productos y los precios casi no varían de un puesto a otro), por los vínculos que han logrado entablar, por la simpatía que han demostrado y por la puesta en juego de estrategia de reproducción social y de incremento de su capital social que despliegan cotidianamente.
Esto nos obliga a acompañar la tesis de De la Garza, quien plantea que a un concepto ampliado del trabajo, debe seguir otro de sujetos laborales ampliados, ya que los mundos del consumo, del esparcimiento, de la familia, pueden reconocer superposiciones con las actividades productivas. “La concepción ampliada implica que puede haber eficiencia identitarias también en los trabajos no capitalistas, con sus demandas y formas de lucha y organización, pero también que los sujetos se pueden constituir en territorios y tiempos no laborales, aunque teniendo un pie, o una uña, de vinculación con lo laboral ampliado”. (De la Garza; 2005; 15)
Capital Social:
Entendemos que las estrategias no están completamente determinadas por factores estructurales ni son el resultado de la libre elección individual, por lo que éstas no están elaboradas de manera necesariamente consiente, deliberada y planificada. Pero la distribución desigual de los capitales en el campo determinan las posiciones y relaciones entre posiciones en cada uno; siendo la posición en el campo y el habitus incorporado los principios que explican las prácticas sociales de los agentes desde la perspectiva de Pierre Bourdieu.
“Si se sostiene que los pobres no están al margen de la sociedad sino que forman parte de ella, ocupando posiciones dominadas dentro del sistema y que, por tanto, no pueden estudiarse sus estrategias de manera aislada sino intentando analizar las relaciones que ellas mantienen con los sectores dominantes” (Gutierrez, 2003; 34) es que se nos hace imprescindible analizar a los trabajadores feriantes y a los consumidores de los barrios dónde éstos se instalan semanalmente para poder comprender la distribución del capital social en juego en esas interacciones y a su vez abandonar la concepciones de sectores informales urbanos o de trabajadores marginales, por lo antes expuesto, en el sentido de que éstos no están afuera del mercado laboral, sino todo lo contrario, están insertos y ocupando las posiciones más desfavorecidas del sistema.
Siguiendo el planteo de Pierre Bourdieu, “El capital social es el conjunto de los recursos actuales o potenciales que están ligados a la posesión de una red durable de relaciones más o menos institucionalizadas de inter-conocimiento y de inter-reconocimiento; o, en otros términos, a la pertenencia a un grupo, como conjunto de agentes que no solamente están dotados de propiedades comunes (susceptibles de ser percibidas por el observador, por los otros o por ellos mismos) sino que también están unidos por vínculos permanentes y útiles. Estos vínculos son irreductibles a las relaciones objetivas de proximidad en el espacio físico (geográfico) o incluso en el espacio económico y social porque están fundados en intercambios inseparablemente materiales y simbólicos cuya instauración y perpetuación suponen el re-conocimiento de esta proximidad. El volumen de capital social que posee un agente particular depende, pues, de la extensión de la red de los vínculos que puede efectivamente movilizar y del volumen del capital (económico, cultural o simbólico) poseído en propiedad por cada uno de aquellos con quienes está vinculado.” (Bourdieu, P; 1980; 2)
Analizar el capital social en juego y la interrelación que existe entre los feriantes y los consumidores o clientes de las ferias barriales, nos permite empezar a corrernos de la herencia que la sociología del trabajo ha heredado del marxismo y de sus orígenes industriales y modernos ya que “…desde hace varios decenios, el empleo en la industria en el mundo ha disminuido en favor de los servicios, las micro y pequeñas empresas en el tercer mundo no han tendido a disminuir, y los trabajos precarios se han incrementado, junto a la aparición de nuevas calificaciones. Es decir, la importancia de los trabajos no clásicos se ha incrementado.” (De la Garza; 2005; 10) imponiéndose la necesidad a los intelectuales de las distintas ciencias indagar y actualizar en las nuevas y actuales configuraciones en torno a las relaciones laborales y a las condiciones de los trabajadores para poder dar cuenta de fenómenos propios de la región y más actualizados, sin tener la necesidad de concepciones y teorías externas y ajenas que poco pueden interpretar y comprender las características propias del trabajo en América Latina.
Según Busso, podemos señalar la trayectoria laboral como referencial identitario estructurante de los sujetos, teniendo estrecha relación con otros dos referenciales: los saberes y la percepción del tiempo de trabajo. En dónde el espacio-social, se constituye en el ámbito de interacción y en objeto de disputa, en tanto “quién es legítimo en cada espacio”. Ya que es a partir de estos referenciales compartidos que los feriantes construyen formas identitarias colectivas. (Busso, 2007)
Como dijimos anteriormente, en lo que pretendemos centrar el análisis de la presente investigación es en la interacción que se pone en juego en el momento de la feria, en el intercambio entre vendedores y consumidores, en sus diálogos, en las relaciones que éstos entablan tanto entre ellos, es decir, al interior de los puestos de la feria, como con los clientes que acuden al mercado en busca de sus productos, pero también como un espacio de socialización, de intercambio y de diálogo. Ya que “…trabajar es relación con objetos que pueden provenir de la naturaleza, pero específicamente es interacción social de manera inmediata o mediata, con sus componentes físicos y subjetivos. La especificidad de cada trabajo no proviene de las características del objeto, ni de las actividades mismas, ni del tipo de producto, sino de la articulación de este proceso de producir con determinadas relaciones sociales amplias, con relaciones de poder, de interés, de influencia, culturales.” (De la Garza; 2005; 13)
Y como se pretende analizar el proceso de la feria, analizando sus trayectorias y sus formas de funcionamiento propias y especificas, entendiendo desde la perspectiva de Bourdieu a los trabajadores feriantes por lo que tienen y no por lo que les falta, es que vemos como éstos poseen un amplio capital social, que ponen en juego desde el mismo momento en que arriban a la feria, al armado de los puestos de trabajo, al momento de la oferta de sus productos, de las transacciones con los clientes y posteriormente. Es que entendemos el espacio feria como cuerpo y como campo.
Como cuerpo, en el sentido de unidad para poder reproducirse –esto es, mantener o mejorar su posición, trasmitiendo su volumen y estructura del capital- actuando como una suerte de sujeto colectivo, manteniendo la integración de esa unidad, al precio de un trabajo constante, especialmente simbólico (en su doble dimensión: teórico y práctico) de inculcación de la creencia en el valor de esa unidad. (Gutiérrez; 2003; 39) lo que les facilita para gestionar trámites y permisos en la Municipalidad, les ayuda a nivel de las ventas, en la medida en que mientras más sean, mayor convocatoria de clientes e impacto visual tiene la feria y demás está decir, que las trayectorias y la referencia a un oficio, de saberes y códigos compartidos, favorece a una disposición a actuar y a percibir el mundo que configura un “nosotros” en los trabajadores de la feria.
Y como campo, en dónde se convierte en espacio de juego, en la que las relaciones de fuerza físicas, económicas, culturales y simbólicas (ligadas al volumen y a la estructura del capital que poseen los diferentes miembros que la integran) y las luchas que por ellos se desatan, ya sea por conservar o transformar esas relaciones de fuerza, hacen que las ferias puedan ser leída como campos, con posiciones y diferente distribuciones de capitales, con trayectorias tanto individuales como colectivo y en eso el espacio (tanto físico como social) empieza a jugar un rol determinante.
El lugar y tamaño de la feria, como así también el lugar y tamaño de cada puesto configuran las distintas posiciones al interior del campo. En ese sentido se establecen luchas a nivel colectivo (por el tamaño y emplazamiento de la feria) como así también a nivel individual (al interior de cada feria, por las características de los puestos). Puntos en el espacio y en el tiempo de nuestra propia subjetividad como así también de la interrelación con otros. En cada uno de esos puntos, buscamos referenciales en las cuales, desde las cuales o con las cuales nos podremos decir iguales, parecidos, diferentes, etc. Siguiendo a Battistini (2006) sostenemos que estos puntos o signos en el espacio y en el tiempo, a partir de los cuales nos definimos como parecidos o diferentes es lo que denominamos “referenciales identitarios”. (Busso, 2007) jugando un rol preponderante en la solidaridad de la feria.
BIBLIOGRAFIA:
- Bourdieu, P: Le capital social. Notes provisoires; actes de la recherche en science sociales; Nº31; 1980; p. 2-3
· Busso, Mariana: La construcción de identidades colectivas en el mundo del trabajo informal. Asociación Latinoamericana de Sociología del Trabajo del 18 al 20 de abril del 2007; Montevideo, Uruguay; Mesa: Identidades, cultura y formas de representación simbólica en el proceso de trabajo.
· Busso, Mariana: Cuando la Feria es el lugar de trabajo. Un aporte desde la perspectiva de Pierre Bourdieu; 7º Congreso Nacional de Estudios del trabajo: “Nuevs escenarios en el mundo del trabajo: rupturas y continuidades”; ASET;
- De la Garza, Enrique Toledo (comp.): Introducción. En publicación: Sindicatos y nuevos movimientos sociales en América Latina. “Del concepto ampliado del trabajo, al sujeto laboral ampliado” CLACSO; 2005; 224 p.
- De la Garza, Enrique Toledo: los dilemas de los nuevos estudios laborales en America Latina; Red de bibliotecas Virtuales de Ciencias Sociales de America Latina y el Caribe de la red CLACSO; 2004.
- García Macias, Alejandro: Redes sociales, capital social y trayectorias laborales en contextos atípicos: Un estudio del trabajo en tres localidades de alta especialización productiva en Mexico. Universidad Autonoma de Barcelona; Proyecto de tesis doctoral; 2011.
- Gutierrez, Alicia B: La construcción social de la pobreza. Un análisis desde las categorías de Pierre Bourdieu; Revista Andaluza de Ciencias Sociales; Anduli; Nº2; 2003.
- Salas, Carlos: El sector Informal: auxilio u obstáculo para el conocimiento de la realidad social en América Latina; Cap. 6 en Teorías Sociales y estudios del trabajo: Nuevos enfoques; De la Garza Toledo (coord.); UAM; México, DF; Anthropos; 2006